Hablar de Shirin Neshat, es hablar de una de las fotógrafas mas prestigiosas de las últimas décadas. La obra de esta iraní (Qazvin, 1957) se centra en las dimensiones sociales, culturales, políticas, religiosas e ideológicas propias a los conflictos que viven las mujeres en las sociedades musulmanas contemporáneas. A través de sus imágenes, Neshat establece un doble discurso crítico: por un lado contra los estereotipos que occidente tiene sobre la mujer de Oriente Medio y a su vez sobre los contextos sociales y políticos de los países islámicos.
Mediante el uso del blanco y negro, la contraposición del exterior-interior en los ambientes presentados, lo oculto frente a lo mostrado y lo femenino ante lo masculino, la fotógrafa iraní expone el carácter polémico y binario del sistema en que viven las musulmanas. Pero esta obra de contrapuestos también habla de si misma, enfatizando su propia realidad, la de una mujer iraní que vive en occidente desde hace mas de 40 años.
Su educación tuvo lugar en el seno de una familia de clase media, que preconizaba los valores del Shah de Irán y que admiraba los valores e ideología occidentales. En 1974 Neshat viaja a los Estados Unidos para iniciar sus estudios de arte. Cinco años después, se produce en Irán la Revolución Islámica, que tuvo como resultado una fuerte reestructuración política y trajo consigo la implantación de una sociedad tradicional islámica. Mientras Shirin continúa su formación en diferentes ciudades de EEUU, su país se transforma de una forma radical.
En 1990 la fotógrafa viaja a su país natal por primera vez desde su marcha. El impacto visual fue tremendo para la artista, que había salido de un país occidentalizado y regresaba a esta nueva Irán. Según sus propias palabras: “Fue una experiencia muy intensa porque nunca había estado en un lugar en el que la ideología tuviera tanto peso. La Revolución cambió drásticamente todos los aspectos de la vida en Irán. El Irán que encontré era por un lado aterrador y por otro muy excitante. El país había estado tan aislado que en cierto modo parecía que uno entraba en otro mundo completamente distinto. Esto tenía cierto atractivo especialmente viniendo de occidente, del capitalismo y el individualismo propios del primer mundo. Pero cuando una se enfrentaba con aspectos tan cruciales como la ausencia de derechos humanos y de libertad de expresión, daban ganas de salir corriendo.”
A raiz de esta fuerte experiencia, Shirin Neshat quedó fuertemente impresionada por la profunda transformación de su país, lo que produjo una explosión de creatividad y una orientación de su temática hacia la Irán mas espiritual y el papel de la mujer en el mundo islámico. Lo que produce obras con un marcado componente ritual.
En este contexto se produjeron sus primeras obras relevantes, las series de fotografías Unveiling y Women of Allah (1994), con las que intenta denunciar la invisibilidad política y social de la mujer en las sociedades islámicas. Para ello la artista pone cuerpos de mujeres orientales (cubiertas por el chador), y a este cuerpo da palabra (caligrafía persa) y acción (armas de fuego).
En la década de los 90 empieza su producción audiovisual. Su obra se va haciendo mas contundente y rotunda, realizando trabajos impresionantes. Hasta que en 1999 produce Rapture y Soliloquy, que sirvieron a la artista iraní para ganar el León de Oro de la XLVIII Bienal de Venecia en 1999.
En el año 2009 dirige su primer largometraje Women Without Men, que conquistó el León de Plata como mejor directora en el Festival de Cine de Venecia. Prohibida en Irán, la película narra el verano del 1953, cuando los anhelos de una nación son aplastados por los poderes extranjeros, en un golpe trágico que llevaría a la Revolución Islámica de 1979. La película, con tintes de realismo mágico, presenta la historia de cuatro mujeres que sobreviven en un opresivo mundo masculino.
