Este fotógrafo granadino, se ha convertido en poco tiempo en uno de los referentes del panorama artístico español. Su obra, a medio camino entre la abstracción y la conceptualización, es una prueba inequívoca de que es posible contar historias impactantes sin abandonar la belleza plástica.
Su obra parte de una visión abstracta del mundo, en la que prioriza la forma sobre el contenido. Guerrero se deja atrapar por las sensaciones intangibles que experimenta al contemplar el mundo que le rodea. Aún así, conceptos como el paso del tiempo, la memoria, el olvido y el cambio son pilares fundamentales para entender su trabajo.
Son esos conceptos los que dotan a la obra del fotógrafo granadino de un fuerte simbolismo que obliga al espectador a implicarse emocionalmente. De esta forma Guerrero nos hace reflexionar sobre nosotros mismos y sobre nuestra relación con el entorno, obligándonos a entender nuestro mundo pero sin nosotros mismos.
La ruina, la huella que deja el paso del tiempo o el abandono, son otros de los conceptos que transitan su obra. Así, Guerrero nos habla de lo efímero, de aquello que desaparece. Y lo hace con tal contundencia que provoca una inquietante y placentera desolación. Un desasosiego que viene marcado por la misteriosa humanidad que impregna a esos lugares.
Su manera de entender y captar la luz, el color y la atmósfera del espacio, configuran las claves de su fotografía. Además, su concepción poliédrica y transversal del espacio, hace que sus imágenes se relacionen como versos de una poesía o como notas de una composición musical. Algo que condiciona la manera de entender su obra.
Para él los diferentes elementos que componen una imagen se relacionan entre si determinando una forma concreta, y con ella una parte integral de su significado. Así mismo, la distintas fotografías interactúan dentro de la secuencia, conformando formas de mayor complejidad.
La manera de trabajar de José Guerrero se basa en una exploración instintiva de los espacios. A partir de ahí busca los lugares que le permitan reflexionar sobre el paso del tiempo a través de la imagen. Sin embargo es en la mesa de edición donde su obra coge cuerpo. Ya que es en esta parte del proceso en la que se establecen las relaciones entre las diferentes fotos que conforman sus mosaicos.
Guerrero se formó como arquitecto técnico para, posteriormente, dejarse atrapar por la magia de la fotografía. Sin embargo muchas cosas han quedado de ese oficio. Su profunda visión espacial a través de la geometría descriptiva y la representación de las distintas perspectivas, son claros ejemplos.
Para mas información pinchar en joseguerrero.net